Gestión Sostenible Post Pandemia

El mayor desafío de los controllers en la actualidad, es el de generar un valor agregado no solo financiero, sino también social y medioambiental; el de hacer de la gestión rentable, y a la vez sostenible. 

El control de gestión fue evolucionando desde ser sencillamente la confección de presupuestos seguido del respectivo control, cuando en realidad dicha acción es tan solo una parte del cometido; el control de gestión busca en su proceso, asegurar el cumplimiento de los objetivos de la empresa (eficacia), como también el aprovechamiento adecuado de los recursos utilizados para el fin (eficiencia). 

Además, busca colaborar con el diseño organizativo de la empresa (organigrama, manual de funciones y procedimientos, etc.), el cumplimiento de la legislación y la normativa, la protección de los activos y minimización de riesgos mediante un adecuado control interno, la oportuna anticipación al futuro mediante la planificación y formulación de presupuestos, la coordinación entre la negociación de objetivos y presupuestos con los diferentes responsables, como también el control y evaluación de la empresa en marcha, desde el punto de vista de contabilidad de costes, control presupuestario, análisis de desviaciones e indicadores, y contribuir a motivar y alinear a todas las personas en relación con los objetivos a alcanzar: fijación de objetivos y diseño de sistemas de incentivos, manejo de información de aspectos clave como el diseño del sistema de información, confección de estudios, cuadro de mando y reporting, en coordinación de las labores informativas de las diferentes unidades de la empresa para cumplir los plazos previstos. 

¿Cómo incluir el concepto de sostenibilidad dentro del control de gestión?

El control de gestión provee de herramientas y competencias capaces de recopilar y analizar los datos proporcionados para una mejor comprensión del impacto que el plan de negocios tiene en el desempeño financiero de la compañía, el cual viene acompañado también de impactos ambientales y sociales.

El inminente e inevitable cambio global que ya sentaba precedentes con el agotamiento progresivo de recursos naturales, el crecimiento desmedido de la población mundial, el impacto del calentamiento global e incluso la revolución social de géneros, razas y creencias, son factores que empujan de alguna manera al empresario de hoy, a ser más receptivo al concepto de sostenibilidad, el cual no es más que la capacidad de prosperar continuamente en el entorno cambiante y competitivo que nos toca vivir.  En tal sentido, existen métricas de sostenibilidad que se pueden incorporar al cuadro de mando, e indicadores de gestión para la toma de decisiones.

Financieras – tomando como base el análisis costo / beneficio desde cualquier punto de vista, y Valor Presente Neto y la Tasa Interna de Retorno de las inversiones para evaluar el desempeño y viabilidad del modelo de negocio que se viene desarrollando. Tener en claro, que las iniciativas de sostenibilidad que no tengan aportación financiera o rentable, difícilmente sean financiadas por la empresa.

Ambientales – basadas en el consumo de recursos, donde se destaca el uso de energía eléctrica y litros de agua por empleado y por mes, volumen de reciclaje o cantidades de papel utilizados por empleado y por mes. Si bien estas métricas parecerían ser poco tangibles, es el impacto del resultado final a dinero reflejado en el balance o en los presupuestos el que prueban como estas iniciativas ambientales se traducen en sustanciales ahorros monetarios para la empresa.

Sociales – además de poder cuantificarse una infinidad de iniciativas son impacto social como ser ayuda a entidades, donaciones de bienes y servicios, etc., la más importante es la medición del compromiso de los empleados con relación a las iniciativas de sostenibilidad impartidas por la empresa. Es de vital importancia el cambio de comportamiento y de cultura organizacional en pos de estas iniciativas de sostenibilidad de modo a que no se vean limitadas en alcance e impacto.

Estas métricas requieren ser claves para generar un mayor impacto, como también deben poder ser medibles sin que necesariamente sean los más fáciles de cuantificar. Además, deben variar regularmente a modo de reflejar el progreso y deben ser específicamente orientados a la industria e importantes para la empresa de modo a que generen una utilidad real para la toma de decisiones.

La información que estas métricas en su conjunto vayan a reproducir debe poder estratégicamente ligarse al negocio, y constituir un claro valor agregado a la información financiera la cual si cuenta con estándares globales a diferencia de la primera. Las cabezas de los negocios son más que conscientes que el éxito no se mide únicamente por los resultados financieros que estos puedan traer, sino también los efectos ambientales y sociales que se puedan generar a partir de sus operaciones, y a partir de ellas encontrar las oportunidades de mejora o de acciones correctivas necesarias.

Existen herramientas específicas que hacen de soporte a la hora de impulsar la información de gestión orientada a la sostenibilidad. Estas, se clasifican en marcos, estándares, ratings e índices. Entre ellas, la conocida ISO 26000, las directrices dictadas por la Global Reporting Iniciative (GRI), el Marco Internacional de Reporting Integrado (IR), entre otros. Estos tres marcos mencionados, sirven de palanca para el desarrollo de la tan anhelada gestión sostenible, la cual entre todos permita que caminemos hacia un futuro mejor.

Por Licenciada Lorena Hermosa Bachero
Socio Consultoría de Negocios y Auditoría
Bakertilly

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Descuentos exclusivos para los socios de la CCPB con la Tarjeta de Descuentos

¿Cómo evitar el cobro excesivo de impuestos?

¿Listos para el futuro? Cómo la Inteligencia Artificial Generativa – IAG está transformando la forma en que vivimos, trabajamos y aprendemos