Optimismo y moderación: Perspectivas para la campaña de soja 2022/2023
Para la campaña actual las previsiones al inicio de la siembra eran muy positivas, ubicándose en cifras cercanas a los niveles históricos. Sin embargo, una combinación de factores climáticos como las atípicas temperaturas frescas de octubre y noviembre que retrasaron el desarrollo más las elevadas temperaturas de diciembre y un régimen de lluvias dispersas, hizo que se recalculen las previsiones hacia la baja.
Si bien en enero las lluvias se volvieron más regulares, no son suficientes para alcanzar los niveles habituales, por lo que prevemos una zafra en niveles de rendimiento aceptables, alrededor de los 8.5 millones de toneladas, a lo que luego deberá sumarse la producción de la soja de segunda o zafriña.
Hablando de las lluvias, es importante señalar que estamos entrando en un periodo de transición entre los fenómenos de La Niña y El Niño, es decir en un periodo neutral. Para febrero y marzo se prevén mayor frecuencia de lluvias, lo cual podría repercutir positivamente en el final de ciclo para los cultivos tardíos y un buen arranque para los cultivos de zafriña, fundamentalmente maíz y soja.
Otro componente del negocio que impacta en la economía es el precio, que en la actualidad está bastante firme. Un factor que está afectando a los mercados internacionales es la coyuntura regional que vivimos por la fuerte sequía que atraviesa la Argentina; esta situación da un soporte al mercado de Chicago, por un lado y por el otro, beneficia a la producción de soja en nuestro país, al ser Argentina el principal destino de nuestras exportaciones. En síntesis, en esta campaña los productores podrían tener una pequeña merma en los rindes, pero los precios resultarán un factor de compensación importante.
Otros dos temas ocuparán gran parte de nuestra agenda este 2023.
Uno se relaciona con la navegación, tanto por las dificultades por la falta de mantenimiento como, en mayor medida, por el cobro del peaje en la Hidrovía impuesto unilateralmente por Argentina.
Claramente el cobro del peaje está viciado de nulidad y el Tratado de la Hidrovía es muy claro en ese sentido: para aplicar algún tipo de cobro, tienen que estar de acuerdo los cinco países miembros (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay), lo cual en este caso no sucedió.
Por otro lado, cualquier cobro debe estar relacionado a la prestación de un servicio efectivamente prestado y esto tampoco sucede ya que el peaje unilateral que pretende imponer la Argentina, es en contraprestación de nada.
Es importante señalar que nuestras embarcaciones, empujes y barcazas son de bajo calado, más que suficiente para la profundidad natural del río desde la provincia argentina de Santa Fé hasta la confluencia de los ríos Paraná y Paraguay, por lo que cualquier intervención que la Argentina realice en ese sentido es innecesaria.
Sin dudas, este peaje es innecesario porque no mejora la navegación ni aporta soluciones para reducir los costos de fletes sino todo lo contrario, es un peaje meramente recaudatorio que no ofrece ninguna contraprestación. Para nosotros esta es una medida inaceptable y Paraguay tiene que ponerse más firme y hacer valer su postura.
Si Argentina insiste en este despropósito el país debería acudir a otras instancias de arbitraje para poner fin a esta situación que afecta gravemente a todos los paraguayos. Las exportaciones e importaciones nacionales, sin importar el rubro, se verán afectadas por el costo extra que va repercutir en el bolsillo de todos los consumidores.
La Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) estima que el sobrecosto generado por el peaje para el comercio exterior del país superaría los 40 millones de dólares anuales.
Otro tema importante en nuestra agenda 2023 es la postura que va a adoptar el gobierno entrante ante las restricciones que pretende imponer la Unión Europea a sus mercados con cuestiones relacionadas al medioambiente y deforestación, entre otros.
Desde hace 18 años el Paraguay cuenta con una Ley de Deforestación Cero para la Región Oriental y en el Chaco tenemos un régimen donde se permite el cambio de uso de suelo, manteniendo 50% del área en reserva del monte. Creemos que, trabajando conforme a las leyes vigentes, Paraguay es un sumidero de carbono y no un emisor así como también es respetuoso de los bosques nativos.
En este sentido, desde CAPECO destacamos al Ministro de Agricultura, Moisés Bertoni que ha planteado y defendido con firmeza la postura del Paraguay en diversos foros internacionales. Por eso, entendemos que uno de los principales desafíos del nuevo gobierno será continuar manteniendo en alto la defensa de las buenas prácticas que implementan los productores paraguayos para no poner en riesgo la principal actividad económica de nuestro país.
Desde CAPECO estamos convencidos que defender los intereses de los productores es aportar a una mejor calidad de vida para todos los paraguayos.
El potencial del Chaco paraguayo
Recientemente acompañamos a una delegación del MAG en su visita oficial al Brasil, donde conocimos la ciudad de Petrolina, en el valle del río San Francisco, estado de Pernambuco.
Petrolina es un caso de estudio, ya que se trata de una localidad que hace 20 años atrás tenía solamente 30.000 habitantes y la gente emigra buscando mejores oportunidades. Hoy en día tiene más de 400.000 habitantes y eso se logró luego de la implementación de sistemas de riego, con canales de irrigación, convirtiendo al lugar en una zona de producción y polo exportador de frutas de altísima calidad.
Esta es una zona árida de gran similitud al Chaco y esto nos permite avizorar una oportunidad de crecimiento inmensa para el Chaco.
Por Hugo Pastore
Director Ejecutivo en Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas - CAPECO.
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